Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

La discusión ética en la filosofía clásica 4.6. EL IDEAL DE FELICIDAD DEL SABIO: LA VIDA CONTEMPLATIVA O TEORÉTICA En el libro X de la Ética a Nicómaco, Aristóteles propone otro ideal de vida feliz, también consistente en la excelencia en el ejercicio de la racionalidad, pero en este caso de la racionalidad teórica. Se trata del ideal de la vida contemplativa o teorética que encarna la figura del filósofo, entregado a la investigación de la verdad y al conocimiento, especialmente de la realidad más noble y eterna: lo divino. Este tipo de vida es, según Aristóteles, el único capaz de proporcionar la felicidad verdadera y perfecta, pues la actividad teórica es la más noble que puede realizar un ser humano, ya que involucra a la facultad más elevada y divina del alma humana, la única que es inmortal: el intelecto. Además, es autosuficiente, proporciona placeres maravillosos y admirables, y es una actividad propia de los momentos de paz y de ocio. Este ideal de felicidad no es incompatible con el ideal de vida feliz basada en el ejercicio de la racionalidad práctica, e incluso lo presupone, pero va dirigido solo a una minoría. Vemos aquí la influencia de su maestro Platón. Al exaltar de esta manera la vida filosófica, Aristóteles está siguiendo una tradición –sobre todo pitagórica y platónica–, que había insistido en la supremacía de la filosofía sobre cualquier otra actividad humana y en la superioridad espiritual de la vida del filósofo sobre la de cualquier otro ser humano. Aristóteles no puede desligarse por completo de esta tradición, pero reconoce que esta vida es demasiado excelente para la mayor parte de los seres humanos, sometidos como estamos a las necesidades de la vida y a los vaivenes de las pasiones. La felicidad plena del filósofo es difícil de lograr para la mayoría, pues tiene más de divina (o de sobrehumana) que de humana, ya que, según él, la filosofía es la actividad propia de la divinidad, y en el ser humano solo es posible gracias a lo que en el alma hay de divino e inmortal: el intelecto. La humana felicidad, aquella a la que podemos aspirar la mayoría de los seres humanos de carne y hueso, se basa, como vimos, en las virtudes éticas y en el ejercicio de la racionalidad práctica (la sabiduría práctica), en el contexto de las relaciones sociales y de amistad con otros seres humanos. Aquiles cura a Patroclo, cerámica roja, 500 a. C. DOS MODELOS DE VIDA FELIZ EN ARISTÓTELES La del hombre virtuoso La de la vida contemplativa Propia del individuo virtuoso en la polis. Propia del sabio o del filósofo. Basada en la racionalidad práctica. Basada en la racionalidad teórica. Requiere de las virtudes éticas y de la sabiduría práctica (virtud intelectual). Requiere de ciertas virtudes intelectuales o excelencias de la racionalidad teórica: ciencia, intelecto y sabiduría. La propiamente humana, más terrenal. La más perfecta, pero más divina que humana. Accesible a todos, con esfuerzo. Poco realizable, accesible solo a una minoría. 83 4 Diálogo

RkJQdWJsaXNoZXIy MzI3MzI=