Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

La discusión ética en la filosofía clásica b) La sabiduría práctica o prudencia La sabiduría práctica o prudencia no es una virtud ética –del carácter o êthos–, sino una virtud intelectual, como llama Aristóteles a las excelencias en el uso de las facultades racionales del alma. La sabiduría práctica es la virtud intelectual propia del hombre prudente, y consiste en calcular y determinar con acierto el término medio de una acción, deseo o pasión en cada circunstancia. Es la razón, o la recta razón, aplicada a las acciones. Escasea en la juventud y aumenta con la edad y la experiencia. Es verdad que sin la repetición de acciones virtuosas no puede haber virtudes éticas, pero sin sabiduría práctica tampoco, pues ella determina el término medio en que consiste la virtud, y gracias a ella, los deseos, las acciones y las pasiones se encauzan según la razón. EXPOSICIÓN ORAL: ARISTÓTELES Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Según el famoso psicólogo e investigador norteamericano Daniel Goleman, el pensamiento de Aristóteles, aunque vivió hace más de dos mil años, estableció las bases para el estudio moderno de la inteligencia emocional. Inspirándose en el siguiente texto, un equipo de alumnos y alumnas voluntarios se documentará sobre la teoría de la inteligencia emocional y su importancia para la felicidad, y realizará una exposición en clase, poniendo especial énfasis en su relación con la ética de Aristóteles (virtud ética, sabiduría práctica y término medio). EL DESAFÍO DE ARISTÓTELES «“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo”. (Aristóteles, Ética a Nicómaco). En su Ética a Nicómaco Aristóteles realiza una indagación filosófica sobre la virtud, el carácter y la felicidad, desafiándonos a gobernar inteligentemente nuestra vida emocional. Nuestras pasiones pueden abocar al fracaso con suma facilidad y, de hecho, así ocurre en multitud de ocasiones; pero cuando se hallan bien adiestradas, nos proporcionan sabiduría y sirven de guía a nuestros pensamientos, valores y supervivencia. Pero, como dijo Aristóteles, “el problema no radica en las emociones en sí, sino en su conveniencia y en la oportunidad de su expresión”. La cuestión esencial es: ¿de qué modo podremos aportar más inteligencia a nuestras emociones, más civismo a nuestras calles y más afecto a nuestra vida social?» Daniel Goleman. La inteligencia emocional. Kairós c) Los bienes exteriores Las virtudes éticas y la sabiduría práctica son bienes del alma y son los ingredientes fundamentales de la felicidad. Pero, Aristóteles (que tiene un punto de vista más pragmático y terrenal que el de su maestro Platón) reconoce que sería difícil imaginar feliz, en medio de las más terribles calamidades, a cualquier individuo por muy virtuoso que fuera. Por eso añade que, para asegurar la felicidad, se requiere también un mínimo de bienes exteriores que posibiliten una cierta prosperidad: buenos amigos, un mínimo de riqueza, salud, una vida larga, belleza, buenos hijos, buenas leyes y una organización política adecuada. La felicidad no reside propiamente en esos bienes exteriores, pero el sentido común nos dice que tampoco se da sin ellos. 82 4 Diálogo

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