Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

Filosofía y ciudadanía en la ilustración griega 5 EL JUICIO A SÓCRATES Y LA ORIGINALIDAD DE SU PENSAMIENTO Atenas perdió finalmente la Guerra del Peloponeso contra Esparta en el año 404 a. C. Esta derrota conllevó el declive ateniense y Esparta impuso en Atenas el Gobierno de los Treinta Tiranos. A pesar de su corta duración, con él comenzó una cadena de ajusticiamientos, venganzas, terror, y decisiones arbitrarias de los asuntos públicos. Apenas un año más tarde, fue derrocado por la revuelta democrática de Trasíbulo (403 a. C.). Sócrates fue una personalidad que destacó en la ciudad de Atenas y su actividad intelectual despertó la sed de autoconocimiento y autarquía moral de muchos, esto es, encontrar los principios morales en los que uno mismo cree, no los que le dicen otros. Sócrates abogó siempre por la areté como el obedecer los dictados de nuestras propias almas y no de los imperativos de la legalidad externa y social. Defendió siempre que el ser humano pensara por sí mismo y fuera su árbitro y juez. Ello conllevó ciertas enemistades en el círculo más conservador de la ciudad. En la Carta VII Platón escribe respecto a Sócrates lo siguiente: «[El Gobierno de los Treinta Tiranos] entre otras tropelías que cometieron estuvo la de enviar a mi amigo, el anciano Sócrates, de quien yo no tendría reparo en afirmar que fue el más justo de los hombres de su tiempo, a que, en unión de otras personas, prendiera a un ciudadano para conducirlo por la fuerza a ser ejecutado; orden dada con el fin de que Sócrates quedara, de grado o por fuerza, complicado en sus crímenes; por cierto que él no obedeció, y se arriesgó a sufrir toda clase de castigos antes de hacerse cómplice de sus iniquidades». Tras la revuelta democrática de Trasíbulo las cosas no mejoraron para Sócrates. Pues, como continúa explicando Platón: «dio también la casualidad de que algunos de los que estaban en el poder [en el gobierno democrático de Trasíbulo] llevaron a los tribunales a mi amigo Sócrates, a quien acabo de referirme, bajo la acusación más inicua y que menos le cuadraba. En efecto, unos acusaron de impiedad y otros condenaron y ejecutaron al hombre que un día no consintió en ser cómplice del ilícito arresto de un partidario de los entonces proscritos.» Sócrates fue acusado de impiedad y sentenciado a muerte el año 399 a. C. El verdadero motivo de su ajusticiamiento fue que no simpatizaba con el sistema democrático y particularmente con la elección por sorteo de los cargos públicos relevantes. Platón retratará la última jornada de Sócrates en la Apología de Sócrates, donde recrea el juicio público al que se le sometió, así como en los diálogos Fedón y Critias, en los que se exponen las últimas horas del filósofo en compañía de sus más cercanas amistades. Sócrates bebió por sí mismo la cicuta a la que había sido condenado (veneno clásico para este tipo de ajusticiamientos en Grecia), pese a tener la oportunidad de huir y marcharse vivo de la ciudad. ¿Por qué prefirió Sócrates obedecer a unas leyes injustas a costa incluso de su muerte? Esta pregunta es un interrogante filosófico abierto y todavía actual, al que Sócrates respondió con su propia vida. Su razonamiento se basa en las siguientes creencias: a) Cuidarse a uno mismo exige cuidar la polis, pues la areté humana no es posible sin la vida activa y fructífera en la polis. b) Cuidar la polis exige obedecer sus leyes. Y, si en algún momento las convicciones morales propias entran en conflicto con las leyes de la polis, entonces se debe asumir el castigo impuesto por las leyes. La muerte de Sócrates dejará una honda huella en todos sus coetáneos y la obra de Platón mostrará, en gran parte, los interrogantes abiertos por su maestro. La muerte de Sócrates, de Taras Shevchenko (1837). 48 2 Diálogo

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