Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

Filosofía y ciudadanía en la ilustración griega 4 TEMAS PRINCIPALES DE REFLEXIÓN EN LA ILUSTRACIÓN GRIEGA 4.1. ESTADOS DIFERENTES, LEYES DIFERENTES... ¿SON TODAS JUSTAS? En el mosaico de ciudades-estado griegas con las que Atenas tenía relación por cuestiones comerciales o bélicas, no imperaban las mismas leyes ni las mismas formas de gobierno. Esparta, por ejemplo, principal rival de Atenas con la que se disputará el liderazgo en la Liga de Delos, era una ciudad cuyas leyes no eran democráticas y la forma de gobierno era una simbiosis entre la tiranía, la oligarquía (existía un Consejo de Ancianos al cual solo podían pertenecer ciudadanos elegidos que sobrepasaran los 60 años de edad) y la democracia (todos los ciudadanos se reunían en la Asamblea pero ésta no tenía ninguna capacidad propositiva y solo podía ratificar o rechazar las leyes). En todo caso, en Esparta no solo difería la forma de gobierno respecto a Atenas sino la educación y la organización social al completo, pues los habitantes espartanos eran desde su más tierna infancia formados para ser soldados (se les impartía destreza militar y se les exigía obediencia absoluta). Esparta fue famosa por su ejército y su desempeño bélico. Los grupos de poder con tendencias oligárquicas en Atenas siempre tendrán a Esparta como referente en sus conspiraciones. Y los defensores de la democracia como Pericles siempre enaltecerán a Atenas y vincularán su esplendor a las instituciones democráticas que la diferencian de Esparta. En este contexto discurre la reflexión de los sofistas acerca de qué formas de gobierno o qué leyes son más convenientes. ¿Qué es lo justo? ¿En cada ciudad es algo diferente lo justo? ¿Por qué debo otorgar autoridad a la ley que me prohíbe caminar desnudo por la calle, cuando, sin embargo, en la ciudad vecina eso sí que está permitido? ¿Por qué debo respetar las leyes si en cada ciudad o estado son diferentes? ¿Son naturales las leyes de la ciudad o son el resultado de convenciones humanas, más o menos arbitrarias? Admitido que son convencionales ¿son o no son contrarias a la naturaleza? Estas cuestiones serán las que saldrán a la luz en el debate sofista entre physis (ley natural, aquello necesario por naturaleza) y nomos (ley de los seres humanos, creada por ellos y escrita por ellos de forma diferente en cada comunidad). Los sofistas participarán intensamente en este debate, ya que, por una parte, su estatus interciudadano les hace especialmente sensibles a esta cuestión: conocen distintas leyes y experimentan en sus propias carnes cómo cada sociedad tiene por intocables determinadas cuestiones que en la sociedad vecina no son ni siquiera un tema a considerar. Además, este debate será de máximo interés también para los atenienses, pues todos los ciudadanos participan en la redacción de las leyes. Ante este debate los sofistas defendieron principalmente tres posiciones diferentes: a) La defensa de las leyes humanas de cada comunidad (nomos): Protágoras defenderá esta posición presentando las normas sociales como una segunda naturaleza humana (algo con lo que no hemos nacido pero que, cuando lo adquirimos, deviene tan esencial y natural como el lenguaje que hablamos o el nombre que tenemos); es decir, las leyes no son prohibiciones sino reglas esenciales de la vida en comunidad. La ley positiva creada por el hombre es para él la condición de posibilidad de la sociedad (sin leyes y normas no puede haber vida social, ni comunidades humanas) y el grupo social es el único recurso que posee el frágil animal humano para sobrevivir frente al resto de los animales. Así pues, como somos seres sociales, entonces somos seres con leyes. Este razonamiento es consonante con el mito de Prometeo que ya expusimos en la unidad 1, así como también anticipa las teorías del contrato social que surgirán en el siglo xvii. Según ellas, el ser humano, si viviera en la naturaleza y sin sociedades ni leyes sería de una forma X, y esa forma de ser (bien egoísta hasta ser peligroso incluso para sí mismo, o bien con unas capacidades racionales mermadas porque vive fuera de la sociedad) le llevaría a desear formar una sociedad, firmar metafóricamente el contrato social y entregar su libertad a cambio de poder pertenecer a una sociedad. Las leyes humanas, así pues, se explican como fruto de la necesidad social Jóvenes espartanos ejercitándose (1860) Edgar Degas. 2 42 Diálogo

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