Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

La modernidad: el problema del conocimiento Por ejemplo, un árbol, en sí mismo, es decir, como objeto único que forma parte de la naturaleza, posee tanto automoción como autoconocimiento; a su vez, cada una de sus partes, como el tronco, las ramas o las hojas, también lo poseen; y, a su vez, esto también ocurre con cada una de las partes que componen ese tronco, esas ramas y esas hojas; y así sucesivamente. Una epistemología a medio camino entre el racionalismo y el empirismo Que cada parte en la que podemos dividir la naturaleza tenga un movimiento propio (automovimiento) implica, a su vez, que cada parte es algo así como consciente de sus posibilidades, es decir, que cada parte se conoce a sí misma (autoconocimiento). Sin embargo, la teoría propuesta por Cavendish se hace más compleja cuando distingue entre el grado animado y el grado inanimado de la materia. Para esta autora, tanto la materia animada como la inanimada poseen autoconocimiento, pero solo las partes animadas poseen lo que ella denomina percepción. La diferencia entre autoconocimiento y percepción estriba en que el primero se refiere al interior de uno mismo (o de cada parte), mientras que la segunda solo aparece en función de algo externo a uno mismo. Sin embargo, los distintos grados de la materia (animado e inanimado) están tan entremezclados entre sí en cada partícula, que en el fondo no tenemos más remedio que afirmar que tanto cada ser como cada una de las partes que conforman la naturaleza tienen la capacidad de percibir, y no solo aquellos seres que, desde nuestra perspectiva, denominaríamos «seres vivos». Así, Cavendish afirmaría que un animal tiene percepción, pero también la tendrá un árbol o una roca, por ejemplo. Esta percepción puede ser de dos tipos: sensitiva o racional. a) La percepción sensitiva es aquella que le permite a cada parte de la naturaleza percibir sensorialmente lo que hay a su alrededor y es externo a ella, con el objeto de actuar en consecuencia en función de lo que percibe y de sus propias posibilidades de actuación, que variarán de una parte a otra y de un ser a otro. Esta forma de entender la naturaleza implica que todas las partes que la forman son capaces de percibir y moverse en consecuencia, y no tan solo los seres vivos con sus cinco sentidos. Por ejemplo, no solo sucede que yo, como sujeto, percibo lo que hay a mi alrededor, sino que aquello que hay fuera de mí también es capaz de percibirme y moverse en consecuencia. b) Por otra parte, nos encontramos con la percepción racional, que también está presente en todos los seres y todas las partes de la naturaleza. El elemento racional es el que se encarga de guiar al conocimiento sensitivo, es decir, de hacerle saber cuáles son sus posibilidades de movimiento en cada situación y cómo debe actuar. Por tanto, ambas partes, la racional y la sensitiva, suelen ir de la mano, aunque en ocasiones no tiene por qué ser así; por ejemplo, cuando mi parte racional le ordena a mi brazo alzarse para coger algún objeto con la mano pero aquel, por el motivo que sea −cansancio, una lesión, etc.−, no obedece. NATURALEZA Es infinitamente divisible. Cada uno de los seres y partes que la componen posee autoconocimiento, automoción y percepción. Son de sí mismos, es decir, se refieren al interior de cada parte Autoconocimiento y automoción Aparecen siempre unidos Percepción Es dependiente de lo que haya en el exterior de cada parte Están presentes en cada ser y en cada parte de la naturaleza Puede ser de dos tipos: sensitiva y racional 194 9 Diálogo

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