Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

De la teología a la ciencia • Crítica a la prueba del primer motor. Ockham afirma que la prueba de la existencia de Dios a partir del «primer motor» no es una demostración. Es probable, pero no una demostración. Dicha prueba afirma que todo movimiento del que tenemos evidencia empírica, ha de tener una causa y «todo lo que se mueve es movido por otro». Pero, afirma Ockham, existen cosas que se mueven a sí mismas (por ejemplo, los ángeles, las almas o la gravedad). Por tanto, la afirmación «Todo lo que se mueve es movido por otro» no es evidente por sí y, por tanto, no puede ser principio de una demostración. Puesto que existe el movimiento y es eterno, no se necesita invocar otra cosa que el movimiento mismo para explicar su continuación. Otro principio en el que se basa dicha prueba es el de la imposibilidad de una serie causal que se remonte hasta el infinito. Pero, afirma Ockham, dicha imposibilidad tampoco es evidente. • Crítica a la unidad de Dios. Al igual que el primer motor, es más probable la unidad de Dios que la conclusión contraria, que hubiera múltiples dioses. Pero, ¿por qué no existirían otros mundos cada uno con su primera causa y, por consiguiente, su Dios? ¿Si la potencia de Dios no es limitada, por qué reducirse a un solo mundo? Es posible concebir varios mundos y, por consiguiente, varios dioses. Por tanto, la unidad de Dios no está demostrada. • Crítica a la infinitud divina. Los teólogos, siguiendo a Anselmo de Canterbury, enseñan que Dios es infinito por definición, puesto que la palabra Dios significa un ser tal que no podríamos concebir otro mayor. Pero el sentido de las palabras es convencional, los términos tienen un significado fruto de un acuerdo entre los hablantes, por lo que podría tener otra significación. Las razones que se alegan en favor de la tesis de la infinitud divina no son nada concluyentes. Para explicar la eternidad del movimiento, basta con un ángel que moviera al primer móvil, no sería necesario Dios. Por tanto, la tesis se trata de una opinión probable, pero no demostrada. • Por tanto, demostrar qué es el ser supremo, si es omnipotente o no, su conocimiento, la voluntad divina o la predestinación carece de sentido. Todas las afirmaciones acerca de Dios son ciertas desde el punto de la vista de la fe, como revelación, y la razón no las contradice, pero tampoco las puede demostrar. • La existencia del alma. En cuanto a la psicología, el criterio de certeza utilizado por Ockham también afecta a la noción de alma sustancial e inmaterial. ¿Qué podemos conocer del alma a través de la intuición? Hay una intuición interna y una intuición externa. Los conocimientos de una son tan ciertos como los de la otra. Conocemos por experiencia directa la alegría, la tristeza, nuestras acciones y las diversas operaciones intelectuales que realizamos. Pero si nos basamos en la experiencia sensible, no sabemos nada de un «entendimiento agente» como el que Tomás y otros consideran indispensable para el conocimiento. No tenemos intuición de ninguna intelección y, por tanto, así no podemos concluir nada como una sustancia inmaterial a partir de ella. Si nos basamos estrictamente en los datos de la intuición, entonces el alma puede ser considerada como finita. Nada nos garantiza la existencia del alma, ni la experiencia ni la razón. • ¿Cómo es Dios? Ockham pretende llevar hasta el final el primer artículo del credo cristiano: Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem. Dios es omnipotente, nada puede limitar su poder. Si Dios ha creado el mundo en base a las Ideas, tal y como afirmaban Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, y estas son previas a Dios, entonces Dios no es tan potente como se dice. Ockham suprime la realidad de los universales incluso en Dios. Dios es radicalmente simple, por tanto, no hay ideas divinas, la esencia de Dios no es fuente de las ideas, como para Duns Escoto, ni lugar de las ideas, como para Tomás; Dios es dado y es dado inmediatamente. Las cosas son como Dios ha querido y lo que sucede, sucede porque él lo ha querido. Una de las consecuencias más evidentes del nominalismo de Ockham es la autonomía y la separación entre fe y razón. Por un lado, en teología, se produjo una reconcentración de la ciencia sagrada sobre sí misma, la teología es autosuficiente y no necesita de la filosofía. Por otro, el conocimiento natural de la filosofía que no necesita recurrir a las esencias constituía un terreno muy favorable para el desarrollo de las ciencias experimentales. A comienzos del siglo xiv, como consecuencia del cambio que Ockham había provocado en la filosofía y en las ciencias, da comienzo una nueva concepción del saber científico, que dominará de forma indiscutida la cultura europea durante alrededor de dos siglos, acabando por influir sobre la revolución científica de Galileo. Primer motor, de Rafael Sanzio (1510). 172 8 Diálogo

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