Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

Cuestiones fundamentales en la filosofía medieval. Entre la luz y la oscuridad • La creación. Lo que existe fuera de Dios es una imagen de los modelos ejemplares que hay en su mente, de las Ideas. Así como Platón afirmaba que las cosas del mundo material son copias o participan de las Ideas o Formas del mundo inteligible, para Agustín las cosas materiales participan del ser divino. Para Agustín, el mundo natural es el reflejo de la esencia divina. La creación es la realización de las Ideas. A partir de las Ideas, Dios crea el mundo desde la nada, frente a la tradicional idea griega de que «de la nada, nada viene». Como Dios es bueno, creó lo bueno a partir de la nada. Dicha creación no se llevó a cabo en seis días, pues el relato del Génesis es un relato alegórico, afirma Agustín. Dios creó lo que fue, lo que es y lo que será instantáneamente, de una sola vez. • El ser humano. Dentro de la creación divina los seres que están por encima de todo son los ángeles. A los ángeles les sigue el ser humano. Este no es una fusión de dos sustancias como se considerará en la escolástica posterior. El ser humano, siguiendo a Platón y a Plotino, es una unidad, un alma que posee al cuerpo, que lo utiliza y lo gobierna. La esencia del ser humano es su alma, de carácter inmaterial e inmortal. De esta manera, el alma da vida a la materia. El ser humano tiene un acceso directo a su conciencia y se sabe siendo, como un yo independiente. Además, existe una duración continua de algo que subsiste bajo los pensamientos, sentimientos y acciones. Estas son las razones que le llevan a afirmar la existencia del alma como substancia y que tendrán gran parecido a las enarboladas por Descartes siglos después. • La ética. Para Agustín, el ser, es decir, Dios, es lo bueno. El mal no es un principio opuesto al bien, como opinaban los maniqueos, sino que el mal es la ausencia del bien, y como el bien es el ser, es decir, Dios, el mal es privación del ser. El alma se encuentra fuera de sí en el mundo sensible, como Agustín sabía por propia experiencia, en lo múltiple, lo sensual, las tentaciones de la carne, la ambición; el alma se encuentra inquieta, tan solo encontrará la paz en el Uno, es decir, en Dios (o la verdad). Por ello, anhela lo inteligible, su «verdadera patria». Al descubrir a Dios, la verdad, descubre la ley eterna, a la que está sometido todo, es decir, la ley que gobierna sobre todas las cosas. Dicha ley, afirma Agustín, nos proporciona los imperativos, las órdenes de cómo vivir y qué está bien y qué está mal. Pero no solo basta con conocer el bien y el mal y la ley divina; es necesaria la voluntad, el amor que mueve al alma para actuar bien. Es en función del uso que haga el ser humano de su libre albedrío, de su capacidad para decidir, acompañado de la voluntad de llegar a Dios, la gracia, lo que le posibilitará llegar a la felicidad. Esta idea de que el mal es la ausencia del bien la podemos encontrar ya en Sócrates y siglos más tarde en Hannah Arendt. La filósofa, de origen judío, dedicará su tesis doctoral a la figura de Agustín de Hipona. Creación. Baptisterio de la Catedral de Padua. COMENTARIO DE TEXTO «No sabía que el mal no es más que privación de bien hasta llegar a la misma nada. Y ¿cómo lo había yo de ver si con la vista de mis ojos no veía más que cosas materiales, y con la vista de mi mente nada más que imágenes de estas mismas cosas? No sabía que Dios es espíritu, que no tiene miembros a lo largo ni a lo ancho. Tampoco cantidad, porque ésta es menor en la parte que en el todo, y, dado que fuera infinita, siempre sería menor en cualquier parte limitada que la extendida por el infinito. Igualmente, no está en todas partes como lo está el espíritu y como está Dios. No tenía tampoco la menor idea de lo que hay en nosotros que hace que existamos ni qué quiere decirnos la Escritura cuando afirma que estamos hechos a imagen de Dios [...] No conocía nada la verdadera justicia interior que no juzga por la costumbre, sino de acuerdo a la ley rectísima de Dios todopoderoso. Una ley que ha de conformar las pautas de comportamiento, de lugares y tiempos según esos lugares y tiempos. Aunque la ley es la misma siempre y en todas partes y no varía de lugar a lugar ni de un tiempo a otro.» Agustín de Hipona. Confesiones. Alianza Editorial Cuestiones 1. ¿A qué problema o problemas trata de dar respuesta el texto? ¿Cuál es la tesis o idea principal? 2. ¿Qué es lo que impedía a Agustín saber cuál es el origen del mal? 3. ¿Cuáles son las características de Dios según Agustín de Hipona? 4. Disertación: Compara las posiciones de Platón y Agustín de Hipona respecto a la fuente de la verdad, la creación, el ser humano y la ética. 145 7 Diálogo

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