Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

Recomendaciones para abordar el comentario de texto, la disertación y el análisis filosófico de imágenes Somos conscientes de que las consideraciones y recomendaciones que vamos a exponer pueden resultar áridas de leer. Lo que las refresca es la práctica de las mismas, el ejercicio habitual de estas tareas que se nos demandan en las asignaturas relacionadas con la filosofía. A pesar de ello, estamos convencidos de que una lectura atenta de las mismas antes de abordar la práctica, y una consulta durante la realización de las situaciones de aprendizaje propuestas a lo largo del libro, puede aportar mucha luz a la hora de enfrentarse a las pruebas que se nos presenten. Son recomendaciones sencillas y resumidas, adaptadas a lo que se espera de nuestro alumnado. El comentario de texto En un comentario de texto filosófico como el que se nos propone en nuestro segundo curso de bachillerato vamos a encontrar tres tipos de tareas diferentes: a) el análisis de los elementos fundamentales de un texto (problema, tesis, estructura); b) el diálogo y la comparación de lo expuesto en el texto con otras respuestas filosóficas y de la cultura en general, sean contemporáneas a su autor o autora, o pertenezcan a otra época; c) la actualización del asunto tratado a través de una disertación, esto es, una reflexión personal que dé cuenta de la vigencia y la relevancia del problema en nuestros días. a) La primera tarea propuesta –generalmente a través de las primeras preguntas del ejercicio–, el análisis, tiene como finalidad averiguar qué dice el texto, cómo lo dice y qué pruebas aporta para fundamentar lo que dice. Dicho de otra manera: cuál es el contenido y cómo lo organiza. Y para ello, existe una serie de elementos básicos que conviene desvelar a fin de llegar a una buena comprensión del mismo. Pero la tarea previa que debemos abordar, aunque parezca una obviedad decirlo, es realizar una buena lectura. Esta consiste en leer atentamente, pausadamente, deteniéndose en cada oración, preguntándose por su significado y por la relación con la oración anterior. A veces necesitaremos pensar en los elementos gramaticales básicos: los enunciados que la componen (si hay subordinadas), cuál es el sujeto de cada uno de los verbos que aparecen o cuál es el objeto (directo o indirecto) al que estos se refieren. También se hará necesaria una segunda y hasta una tercera lectura para captar, en cada una de ellas, aspectos nuevos que pasaron desapercibidos en las anteriores lecturas. La precipitación, la falta de reflexión en cada línea, arruina la comprensión del texto en numerosas ocasiones. Otra herramienta que debe acompañar estas lecturas es el subrayado. El destacar los elementos que vayamos percibiendo como relevantes nos ayudará a determinar la jerarquía de dichos elementos. Señalaremos de diferente manera (colores o trazos distintos) la tesis, el problema (si aparecen explícitamente; o las ideas de las que inferimos estos dos elementos) y el resto de ideas importantes, elementos todos ellos que explicaremos a continuación. Hay que tener en cuenta que un subrayado excesivo no cumple la función que este tiene, pues al final no hay nada que destaque. Un subrayado adecuado nos mostrará visualmente la estructura del texto, detectando a simple vista sus elementos más relevantes. Pero vamos ya con estos elementos básicos que debemos localizar y explicar en nuestro comentario de texto. 1) E n el debate filosófico de cualquier momento histórico siempre aparecen preguntas sobre las que los pensadores polemizan y a las que intentan dar respuesta. El autor o autora de un texto lo escribe porque tiene en mente una preocupación, una cuestión, a la que le gustaría responder. Se trata del problema o pregunta que ha provocado el texto a analizar. No esperemos que dicho problema venga siempre formulado literalmente al comienzo de nuestro texto. Las más de las veces deberemos reflexionar a partir de lo que allí se afirma para descubrir la problemática implícita. Es algo así como averiguar la pregunta (el problema) a partir de la respuesta (el texto). Este interrogante será el que, posteriormente, en el ejercicio de actualización, deberemos hacer nuestro pensándolo desde el contexto actual. En nuestra contestación no nos limitaremos a formular una simple pregunta, sino que deberemos explicar de forma breve el alcance de dicha cuestión: por qué tal problemática fue relevante en su momento, en qué contexto se formuló y cuáles eran (y por qué eran precisamente esos) los problemas que centraban el pensamiento de la época. Diálogo

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