Muestra Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

El origen y el fundamento de la sociedad y el poder ANÁLISIS FILOSÓFICO A PARTIR DE IMÁGENES Observa la fotografía: la líder sufragista Emmeline Pankhurst es detenida durante una manifestación por el derecho al voto de la mujer. Responde a las siguientes cuestiones: 1. Haz una descripción completa de la imagen: contexto, personajes, composición, ambiente, situación, etc. ¿Qué pretende transmitir? 2. Interpreta la imagen teniendo en cuenta los derechos del pueblo que propone Locke. Justifica tu respuesta. 3. ¿Crees que es legítima la desobediencia civil? ¿En cualquier caso? Razona en qué circunstancias y de qué manera la verías justificable. 4. ¿Crees que algunas fotografías pueden tener una incidencia en la mejora de nuestras sociedades? Explica cuáles, en qué contextos y de qué manera pueden contribuir a esa mejora. 3.3. JEAN-JACQUES ROUSSEAU Y LA VOLUNTAD GENERAL El tercer gran autor del contractualismo clásico es Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), cuya postura no solo es diferente a las dos anteriores, sino también más optimista antropológicamente hablando. Según Rousseau, los individuos son buenos, libres e iguales por naturaleza, y será la sociedad la que los pervierta. Podríamos decir que la hipótesis planteada por Rousseau se opone a la visión de Hobbes, algo que servirá para definir una propuesta democrática que difiere totalmente de la monarquía absoluta defendida por el pensador inglés. La filosofía contractualista de Rousseau puede ser resumida en las siguientes tres ideas: i) El ser humano es bueno por naturaleza. Son las instituciones y las organizaciones sociales, especialmente la aparición de la propiedad privada, quienes lo hacen malvado y egoísta. ii) El único modo de reconciliar la naturaleza y la civilización es a través de la educación: es necesario educar a los ciudadanos, no para que vuelvan a un estado de naturaleza originario, sino para que formen organizaciones políticas legítimas. iii) El fin último de todo poder legítimo es instaurar la libertad e igualdad de los seres humanos, que tienen que estar representadas y contenidas en la voluntad general. Esa bondad natural del ser humano se basa en dos sentimientos que, tal y como apunta, son innatos en todas las personas: el amor de sí y la piedad. El amor de sí es similar al instinto de supervivencia, conservación o autoprotección, que nos lleva a tratar de proteger nuestra propia vida en todo momento. Sin embargo, ese instinto natural no implica egoísmo ni maldad con el resto de individuos, ya que siempre va unido a la piedad, que se refiere a la capacidad, también innata, que tenemos los seres humanos para identificarnos con el sufrimiento y el dolor ajenos. Podríamos decir que la piedad es como una especie de sentimiento de compasión o empatía que todos los seres humanos poseemos de manera natural e intrínseca. Además, Rousseau distingue entre el amor de sí y el amor propio. El primero lo poseemos por naturaleza; el segundo, en cambio, es el que aparece en el seno de una sociedad y que tiene una tendencia al egoísmo, ya que implica la búsqueda del bien propio incluso aunque este se consiga a costa del bien ajeno. A pesar de que, en principio, la teoría de Rousseau pudiera parecer algo ingenua, en el fondo de estas ideas se encuentra una fuerte crítica a una sociedad que él consideraba corrupta; de hecho, podríamos señalar que lo que Rousseau pretende es advertirnos del peligro de la exaltación del progreso, la ciencia y la razón. El ser humano en el estado de naturaleza imaginado por Rousseau ayudó a consolidar el mito del «buen salvaje», un ser puro, pacífico, inocente y bondadoso, que vive en perfecta armonía con la naturaleza. Esa imagen había sido defendida con anterioridad por algunos autores que asistieron al «descubrimiento» de las poblaciones indígenas de América y de África. Una imagen que servía más para criticar a la propia civilización occidental que para describir a aquellos seres humanos. Nave nave moe, de Paul Gauguin. 19 10

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