Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

El pensamiento helenístico: de la polis al imperio 3 LAS ESCUELAS FILOSÓFICAS HELENÍSTICAS 3.1. RASGOS COMUNES: LA FILOSOFÍA COMO TERAPIA Así como en la Grecia clásica la vida buena era considerada inseparable de una vida en la polis, participando y decidiendo en la comunidad política, en la época helenística la búsqueda del sentido vital tomará la comunidad política como inabarcable y difícil de transformar y adecuar para la vida buena; así pues, la felicidad se buscará en el quehacer individual. La pregunta que se harán los seres humanos en la búsqueda de una «vida buena» no será cómo refundar la polis, sino cómo refundar el yo y aceptar de la mejor forma posible el mundo inabarcable en el que vive cada uno. El ser humano ya no es comprendido como un «animal político», sino como un individuo que ha perdido el referente de la pequeña comunidad política –la polis–, se halla perdido en la vastedad del Imperio y necesita refundar su yo. Las escuelas filosóficas de la época helenística se preocuparán por dar respuesta a la pregunta, por cómo la filosofía puede funcionar de terapia en el alma y llenar el vacío vital, por cómo cuidar la interioridad. Las escuelas más importantes fueron fundadas durante la segunda mitad del siglo iv a. C. y su hegemonía se extendió más allá de la época helenística, al menos hasta el siglo iii d. C., ya en el Imperio romano. Las más influyentes y con mayor número de seguidores fueron el cinismo, el escepticismo (pirronismo), el epicureísmo y el estoicismo, enumeradas en orden cronológico. Todas ellas compartieron los siguientes rasgos: a) Sus seguidores comparten una comunidad de vida: unas costumbres y rutinas, un jefe de escuela, un espacio físico de convivencia a nombre y propiedad de dicho jefe, unos dogmas concretos vinculados a la forma de vida y un clima de apertura, pues se podía participar tanto como «oyente» como en calidad de «amigo», no requiriendo en ninguno de los casos el pago económico. b) Comprenden la filosofía como una terapia, con el objetivo de sanar determinados males del alma: los cínicos combatirán las «falsas convenciones sociales», los escépticos desearán erradicar las «falsas opiniones», los epicúreos trabajarán por no caer en la búsqueda de los «falsos placeres» y los estoicos rechazarán a toda costa la no comprensión de la ley natural y el estar instalado en la perspectiva del interés egoísta. c) Sus propuestas partirán de no creer ya en los dioses del Olimpo ni en instituciones que premien o castiguen. Entroncarán, pues, con la crítica a la religión ya avanzada por Jenófanes de Colofón y por los sofistas. d) La perspectiva desde la que estas escuelas pensarán será, pues, una perspectiva completamente acorde y coherente con la situación en la que la astronomía coloca al ser humano y su planeta: aislado y diminuto en medio de un universo magno e imparable en sus movimientos y leyes. En este horizonte, la expectativa no será transformar el mundo desbordante, sino comprender su íntima necesidad. e) La mayoría de estas escuelas comparten las siguientes nociones como ideales de vida: • Autarquía (autosuficiencia): esta palabra en griego significa ‘bastarse a sí mismo’. Con ella se remitía al ideal de no depender ni de otros ni del destino para ser uno mismo. Consistía en deshacerse de los deseos superfluos y no tener ni apego ni miedo, ser capaz de pensarse uno a sí mismo sin nada y sin que ninguna pérdida pueda hacerte daño. • Ataraxia (ausencia de perturbaciones): su significado es ‘no perturbación’, ‘serenidad’ o ‘paz espiritual’, y remite al estado de reducir las necesidades. ‘Estar en ataraxia’ es ‘estar en un equilibrio que no se perturba’. En ocasiones la ataraxia iba acompañada por la aphasia (no hablar). Alejandro y sus discípulos, de Eduard Lebiedzki (1888). 6 114 Diálogo

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