Muestra Historia de la Filosofía 2 BACHILLERATO

El origen y el fundamento de la sociedad y el poder 1 DEL PENSAMIENTO POLÍTICO MEDIEVAL A LA TEORÍA DEL CONTRATO SOCIAL Como vimos en la secuencia 7, durante la Edad Media fe y razón estaban estrechamente relacionadas. No solo la filosofía servía para tratar de demostrar la existencia de Dios, sino que, en el plano de la política, las reflexiones iban encaminadas a justificar una forma de organización social en la que Iglesia y Estado eran dependientes entre sí. Los gobernantes lo eran por mandato divino y, en muchas ocasiones, sus leyes estaban supeditadas a los dogmas religiosos, ya que estos obedecían a los dictados de la Iglesia, que al fin y al cabo era la institución que representaba a Dios en la Tierra. En Occidente, en aquellos años previos a la época moderna, convivían en la sociedad dos órdenes —Agustín de Hipona hablaría de dos brazos— diferentes: el espiritual, representado por la Iglesia y cuyo máximo exponente era el Papa, y el terrenal o temporal, que se ocupaba de otros asuntos mundanos, más vinculados con cuestiones tales como imponer justicia o sancionar aquellas conductas contrarias a los códigos escritos. Sin embargo, el primero de esos brazos, el espiritual, era siempre superior al segundo, que debía subordinarse a aquel, especialmente en caso de conflicto entre ambos. La Iglesia, por tanto, gozaba de un enorme poder en el desarrollo de la política occidental, persiguiendo a aquellas personas que se opusiesen a sus dogmas. No obstante, de manera paralela al desarrollo de una nueva corriente epistemológica, a lo largo de la Edad Moderna se lleva a cabo una especie de revolución dentro del ámbito del pensamiento político, propiciada en gran parte por la puesta en duda de esa «necesaria» relación entre la política y la religión, es decir, entre el Estado y la Iglesia. A medida que la teoría del conocimiento se va alejando cada vez más de su vinculación con la fe, también el pensamiento político comienza a distanciarse de la religión, y empieza a cuestionarse que el orden espiritual y el terrenal tengan que ir de la mano. Es durante este último periodo cuando surgen las denominadas teorías contractualistas, que plantean nuevos escenarios políticos y formas de gobierno, no en función de los mandatos divinos, sino de cómo se presupone que somos y nos comportamos, por naturaleza, los seres humanos. 2 EL ESTADO DE NATURALEZA Y EL CONTRACTUALISMO CLÁSICO Una de las principales preocupaciones del pensamiento político moderno versa sobre cuál es la mejor forma en la que los seres humanos deben organizarse para poder vivir y convivir en sociedad. Sin embargo, esta reflexión, que ha venido realizándose desde los mismos orígenes de la filosofía —recordemos la República de Platón—, cobra aquí un nuevo sentido, y lo hace a partir de tres conceptos esenciales en la historia del pensamiento político: el concepto de estado de naturaleza, el de pacto o contrato social y el de sociedad civil. No se trata de analizar tan solo cuál es la mejor forma de gobierno, sino de intentar establecer de dónde venimos y, a partir de ahí, ver hacia dónde debemos caminar. De la unión de esos tres conceptos surgen las teorías contractualistas. Cuando se habla de estado de naturaleza o de estado primitivo, nos estamos refiriendo a esa supuesta situación en la que se encontraban los seres humanos antes de su unión en sociedad, antes incluso de establecer cualquier tipo de norma o sistema de leyes que delimite y condicione nuestro comportamiento. Hablamos de una hipótesis que sirve para imaginar cómo vivíamos y nos comportábamos los seres humanos de manera natural, antes de la instauración del estado civil, antes de que las normas políticas, culturales o morales que ahora tenemos rigiesen nuestras vidas. ¿Cómo es el ser humano por naturaleza? ¿Cuáles son nuestros comportamientos innatos? ¿Somos seres sociales, solitarios, egoístas, malvados, bondadosos? Ante la ausencia de conocimientos seguros acerca de ese presunto estado primitivo en el que, alguna vez, tuvimos que haber vivido, numerosos autores elaboraron distintas hipótesis sobre cómo pudo ser. Se trata de un ejercicio imaginativo, puramente especulativo, que nunca sucedió, pero que nos lleva a conjeturar cómo fuimos para, inmediatamente después, tratar de establecer cuál es la mejor forma de organizarnos políticamente para poder convivir en paz. Y ahí es donde aparece el segundo de los conceptos clave: el concepto de pacto o contrato social. Leviatán, de Giacomo Rossignolo. Pastoral, de Henri Matisse. 13 10

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